El autocuidado es vital para cuidar de los demás

El autocuidado es vital para cuidar de los demás

by Mae Knapougel

 

Humana de la Tierra, anhelo cuidarla y protegerla. Amo el cambio y no sintonizo con lo estático. Respiro cada día como si fuera el último de mi vida. Me gusta celebrar la existencia a través de una vida lenta. Así se define nuestra nueva Bradhy Sister Mae Knapougel que en este post nos hablará del significado de autocuidado y su impacto en la vida de los demás.

 

Cuando hablamos de autocuidado, pensamos que es algo raro. Secreto. Demasiado bello. Muchas personas lo asocian al egoísmo. Creen que darse mimos es estar a falta de cariño. Que autocuidarse no es productivo. No cumple ningún objetivo específico. Y sin embargo autocuidarse es esencial para convivir con los demás. Para cuidar a los demás. Para sostener y abrazar a los demás.

¿Si no te conoces a ti, cómo puedes conocer al otro?
¿Si no te cuidas a ti, cómo puedes cuidar al otro?
¿Si no te aceptas a ti, cómo puedes aceptar al otro?

¿Realmente crees que dedicando tu tiempo a atender las necesidades de los demás, les quieres de verdad? ¿Que dejar que ellos mismos fluyan por su propio camino es un acto destructivo? ¿Inhumano? ¿O por lo contrario, sano? ¿Has venido a liberarles con tu apoyo o a encadenarles con tu agobio?¿Crees, de corazón, que cuidar a los demás es ayudarles sin cesar?

Muchas personas se desviven por los demás: dedican toda su vida a “cuidar” del otro. Se desbocan por él. Viven por él y muchas veces a través de él. Si pudieran respirar por esa persona, lo harían. Porque el sentido de su propia vida gira entorno a la vida del otro.Y sin embargo, están profundamente desconectados. Desconectados de su cuerpo. Alejados de sus propios sentimientos. No saben lo que significa sentir. Tampoco vivir. Proyectan en los demás su propia felicidad. Valoran su propia utilidad en base a “la ayuda hacia la humanidad”. A la ayuda que creen realizar. A la ayuda que creen regalar.

 
Pero existe un problema. Porque si no atendemos nuestras propias necesidades, si no escuchamos los anhelos de nuestro cuerpo, difícilmente podremos cuidar de los demás con sosiego y un buen gesto. Con honestidad y sabiduría. Basándonos en nuestra propia experiencia de la vida. Si no entendemos nuestra tristeza, ¿cómo podemos consolar al desamparado? Si no entendemos nuestra frustración, ¿cómo podemos apoyar al frustrado? Si no entendemos nuestra confusión, ¿cómo podeos guiar al confundido?

 

El autocuidado nos permite ayudar con más sabiduría y maestría. Desde un lugar más sincero y honesto. Más real y veraz. De lo contrario, por mucho que intentemos ayudar, los resultados no aparecerán. Ayudaremos en base a lo que nos dijeron u oímos en algún momento. Ayudaremos desde la inconsciencia, desde la ignorancia y desde la carencia.

El autocuidado es fundamental para vivir en sociedad. Para sostener a los demás. Para inspirar a los demás y es tan relativo como infinito.

Cada uno tiene su propio ritual de autocuidado. Hay personas que se sienten atendidas cuando meditan, otras al bailar o cantar. Algunas al practicar alguna actividad dinámica, otras al escribir de forma espontánea. Unas sientes que se cuidan cuando cocinan. Otras se sienten atendidas cuando pintan. Hay personas que se sienten plenas al caminar; otras lo hacen a través de los rituales… Todas son igual de válidas. La cuestión está en conectar. En sentirse vivo e ir a su propio ritmo. En darse mimos y cariño. Cuidar de tu ser es cuidar de otro ser.

No lo olvides jamás. Ayudarte a ti es ayudar a los demás.

Mae Knapougel
@mae.mindfulyoga