by Noelia Blass
La palabra estrés nos es, por desgracia, demasiado conocida. Todos sufrimos estrés en diferentes niveles y tenemos distintas reacciones - tanto para bien o para mal - a situaciones en circunstancias similares. Es decir, somos responsables en buena parte de nuestro sufrimiento, pero también está en nuestra mano liberarnos de él. Somos generadores naturales del cortisol - la hormona del estrés - pero también de la dopamina - la de las alegrías.
Hay muchas formas de enfrentarse al estrés y debemos tratarlo como cualquier disciplina que queremos mejorar o pulir, la clave está en la práctica de distintos mecanismos que nos ayuden a rebajarlo. Entre estos mecanismos podemos encontrar el deporte, la meditación, las prácticas respiratorias, distintas lecturas...y la fotografía.
La fotografía - y cualquier actividad creativa en general-, puede ser una gran herramienta de liberación de estrés, aunque no lo parezca a simple vista. Gracias a la fotografía, que es el arte de captar los instantes, se consigue apreciar de una forma más consciente los pequeños momentos del día a día. Ejercer la fotografía como afición ayuda a concentrar la atención en lo que ocurre a nuestro alrededor y consigue parar el flujo de pensamientos ansiosos o negativos que invaden nuestras cabezas incesantemente. Especialmente, la fotografía consigue que se encuentre - y que uno busque activamente - de una forma relajada la belleza del momento esté donde esté. Quiere parecer una obviedad, pero no lo es.
El ritmo frenético de la vida en las sociedades modernas, las grandes capitales, los trabajos, el tráfico, la vida social y las circunstancias derivadas de ello con las que rellenamos nuestro tiempo, han provocado que apenas nos queden segundos libres para pararnos en medio de la nada y disfrutar de las hojas meciéndose.
Las redes sociales, aunque pueden ser aliadas del estrés en muchos sentidos también pueden ayudar a motivarnos, sentirnos inspirados y a que sea accesible compartir esta belleza de la forma que a uno más le satisfaga para conectarla con otras mentes creativas o curiosas.
Estos son algunos consejos que pueden funcionar para utilizar la fotografía como mecanismo de defensa contra la ansiedad y el estrés:
- No nos comparemos con otros. Es un buen cliché que nos repiten desde que somos pequeños, pero caemos en ello constante e irremediablemente. Igualmente, esto no es excusa para seguir intentando liberarnos de ese lastre, y un buen comienzo puede ser intentar por empezar a ver la fotografía como una buena práctica de meditación, de expresión personal y artística, de belleza efímera, de perspectiva y de medio, en lugar de una irrelevante competición de likes. Intentemos fotografiar por nosotras mismas, por expresar nuestra visión, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos ante la vida.
- Dediquémosle a la fotografía el espacio que realmente merece. Utilicemos las cámaras cuando realmente nuestro cuerpo nos lo pida. La fotografía debería ser espontánea, natural y divertida. Si esta no es nuestra profesión, capturaremos lo que nos nazca de forma sincera, será tan relevante la Mona Lisa como el pájaro que posa en el alféizar de la ventana.
- No nos preocupemos por el resultado/producto final. Es también otro gran cliché del que nos reímos, pero ignoramos. Intentemos disfrutar del camino y no tanto del futuro, sus consecuencias o resultados. Ser consciente del proceso en la fotografía es realmente importante. Aprendamos como la máquina que sujetamos en la mano captura los instantes, como la luz golpea aquel pequeño espejo interior de la cámara permitiendo todo el proceso. Disfrutemos del clic imaginando cómo ha sido posible que ocurra, igual que a veces maravillados vemos los aviones volar. No hay nada mejor que entender los funcionamientos para sentirnos alineados con algo. En el proceso además tendremos que elegir que parte del mundo es el que queremos inmortalizar, encuadrar y enfocar. Disfruta de la composición, de cómo una pequeña decisión cambia el proceso de creación.
- Hagamos un ‘photo-walk’. Un camino fotográfico literalmente. Paseemos despacio, con respiraciones largas e intentemos reinterpretar nuestro entorno- expresemos nuestra visión e intentemos emular como podrían ser las visiones de otros- por mundano que sea. A veces es sorprendente como podemos darle un nuevo significado a aquella misma esquina con tres macetas por la que pasamos cada mañana.
- Elijamos un tema. A veces, sufrimos bloqueos creativos porque estamos demasiado enfocados a crear mucho y rápido. Somos absorbidos por este flujo de producción ‘fast-food’ y buscamos crear constantemente, sin ton ni son, empujados por la presión, las apariencias o las inseguridades. Démonos espacio para crear sin grandes expectativas o siguiendo un tema concreto que nos ayude a desconectar. Fotografiar paisajes naturales por ejemplo puede hacernos regresar a casa con mucha más calma, con la ansiedad bajo control e inspirados.
- Usemos la fotografía como una excusa para viajar. No deberíamos necesitar excusas para viajar, pero si hay alguna, la fotografía es una de ellas. La fotografía permite explorar el mundo e inspirarte con nuevos escenarios, cojamos la cámara y vayámonos a algún lado.
En definitiva, la fotografía nos ayuda de forma activa a concentrarnos en el ahora.
A menudo, las personas cuando sufrimos de estrés o ansiedad tendemos a vivir en el pasado o preocupados por el futuro. En general, sumergirnos en procesos creativos nos ayuda a levantar el ánimo, dormir mejor, controlar nuestros niveles hormonales y conocernos mejor a nosotros mismos. Así que, hagamos fotografías para cultivar una mente más sana, ser más conscientes de nuestros logros personales y encontrar el equilibrio en nuestro entorno - mientras capturamos algunos instantes.
Noelia Blass
@noeliablass